Masacre de Porvenir

Investigaciones realizadas por equipos enviados por la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), concluyó que en Porvenir hubo una «masacre planificada» y que los responsables debían ser llevados a juicio.Sin embargo, el organismo dijo que el trabajo no estaba completo, porque no se investigó a profundidad la muerte de los dos funcionarios prefecturales, Pedro Oshiro y Alfredo Céspedes.Se trata de delitos comunes que deben ser juzgados por la justicia ordinaria», señala la octava conclusión del informe.A dicho informe tiempo después se le encontraron fallos y falacias.La Comisión Especial está encabezada por el jurista Rodolfo Mattarollo a quien secundan Juan Gabriel Valdés y Luciano Fouillioux (Chile), Fermino Fechio (Brasil), Francisco Borja (Ecuador), Guido Toro (Perú), Carlos Pita (Uruguay), Freddy Gutiérrez (Venezuela), Fulvia Benavides (Colombia) y Nicolás Gutman, Eduardo Zuain y Ciro Annichiarico (Argentina).«Niños, mujeres embarazadas y hombres caían como animalitos del monte, o peor, por acá le tenemos lástima a los animalitos», dice una mujer alta y morena, al lado de la Alcaldía de Filadelfia reducida a cenizas.Cuatro días antes del 11 de septiembre, todos sabían que en Pando se iban a matar entre campesinos.Para el 8 de septiembre, ya se decía que Leopoldo Fernández iría a negociar en el camino para que no llegaran a la ciudad, para que no haya enfrentamiento en Cobija, pero la comitiva crecía en Puerto Rico y desde las comunidades llegaban más personas, hombres, mujeres y niños para marchar sobre Cobija.La mañana del jueves 11 de septiembre hubo enfrentamiento y masacre en Porvenir.Dice que va a contar cómo se salvó de morir tirándose al río Tahuamanu.Asegura que no traían armas y reniega del mote masista.«Ahí nos quedamos toda la noche», ellos estaban al otro lado con cohetes y palos.Corrimos pa'l monte y pudimos llegar hasta Porvenir», dice.También estuvo en la zona Edgar Balcázar (45), que había ido con el bando de Porvenir.Le dieron con palos, chicotes y un culatazo de escopeta en la ceja izquierda.Carlos Durán venía huyendo de Tres Barracas en su camioneta Dodge roja.«Me trataron de disparar dos veces, pero la escopeta negó el tiro», cuenta Boyé.La tercera, el disparo salió, pero esta vez le apuntaban a Oshiro.El disparo entró por la mandíbula y salió por la parte trasera de la cabeza.A Durán lo tiraron al piso y trataron de cortarle la mano derecha.Las mujeres estaban sobre los vehículos en los que venían los rehenes y los hombres marchaban al lado.Durante dos horas, los policías trataron de mediar para que no haya disparos.Los campesinos se distinguían entre sí con cintas amarillas, rojas y verdes.Cuando a los campesinos se les acabaron las balas fueron cazados «como chanchos troperos».Los campesinos se vieron acorralados entre sus perseguidores y el río Tahuamanu.Se lanzaron al agua para tratar de llegar a la otra orilla, pero muchos no lo lograron.Ahora es momento de que los campesinos gobiernen con nuestro presidente», dice la morena alta.Esto provocó, por ejemplo, que un equipo del programa argentino CQC haya decidido abandonar Cobija cuando los militares les apuntaron por la noche, mientras desde su hotel filmaban el control militar después de medianoche.«Se trata de erradicar un fenómeno complejo que deslegitima al Estado y aleja a la sociedad del apego al derechos y la justicia, ya que sustituye el respeto a ley, por la búsqueda de los intereses individuales o sectoriales a cualquier precio», afirmó.El informe considera que la impunidad es especialmente reprobable cuando, como en el caso de Pando, se está ante delitos extremadamente graves conforme al derecho interno y al derechos internacional.