[11] Hama, cuarta ciudad del país, era el núcleo rebelde más importante junto con Alepo, con una larga tradición de oposición a los gobiernos centrales, fueran colonialistas franceses o sirios;[12] aunque muy debilitado por la masacre anterior en abril del año anterior, tras la cual 100 estudiantes universitarios, 1000 profesores primarios y secundarios, 300 abogados, ingenieros y médicos y numerosos candidatos opositores al baatismo habían sido arrestados junto a oficiales de servicio civil y policías purgados.Muchos acabaron desaparecidos, además de escritores, cinematógrafos y políticos que debieron exiliarse.[12] Esa noche y la mañana siguiente, milicianos islamistas se apoderaron sorpresivamente de la ciudad, ejecutando a 70 líderes baazistas.[8] Cuatrocientos milicianos de la Vanguardia Combativa, grupo relacionado con los Hermanos Musulmanes, liderado por `Adnan `Uqla se infiltraron en Hama.[19] Los rebeldes atacaron objetivos preseleccionados con uniformes militares, no sólo en Hama sino que en toda la provincia, destacando su asalto a la oficina del registro civil local.[12] Los rebeldes controlaron la ciudad por unos pocos días, durante los cuales más de 2000 vecinos se les sumaron voluntariamente a sus filas.Grandes jardines a orillas del Orontes, la Gran Mezquita local, enormes norias de agua, vecindarios centenarios y un antiquísimo mercado.[26] El antiguo edificio del Partido Baaz se convirtió en el cuartel general de los alzados.[26] Edificios que presentaron resistencia fueron derribados y otros fueron gaseados con gas cianhídrico por comandos veteranos del Líbano que utilizaron artillería, cohetes, helicópteros y fuego de tanques para sus operaciones.Salvaron sólo el palacio ʿAzm y el museo municipal al sur del río.[1] Los primeros informes diplomáticos de los países occidentales afirmaron que sólo 1000 personas habían sido asesinadas.[19][32] Muchos miles más fueron heridos y sesenta a setenta mil perdieron sus hogares (un tercio de Hama estaba en ruinas y muchos de los hogares conservados fueron abandonados por sus aterrados habitantes).[1] Junto a eventos como la masacre del Septiembre Negro en Jordania, el ataque ha sido descrito como uno de «los actos individuales más mortíferos por un gobierno árabe contra su propio pueblo en el moderno Oriente Medio».