Las autoridades locales habían sido destituidas y los pobladores habían sido puestos bajo el gobierno de un "comité popular" adscrito al Comité Regional Principal de Sendero Luminoso.
[15] Durante la emboscada, los atacantes daban vivas a la "guerra popular", a Abimael Guzmán y decían "perros miserables, solo queremos los FALES, dejen su armamento y váyanse".
[14] También se reportó la muerte de cuatro senderistas en el enfrentamiento (3 hombres y 1 mujer).
La acción militar comenzó a las 9:00 en Cayara, donde se cerró el acceso por carretera,[2][3][5] desplegándose las patrullas A, B, C, D, E y F.[19] La primera víctima fue Esteban Asto Bautista,[Nota 1][18] quien fue asesinado en la entrada de Cayara.
[18] El 15 de mayo los miembros del ejército asesinaron a tres personas más.
Luego, partieron hacia Erusco, que se había establecido como punto de encuentro.
La Patrulla B se encargó de perseguir a los senderistas que habían escapado.
[22] En dicho enfrentamiento, algunos senderistas fueron abatidos y se recuperó una pistola ametralladora sustraída a la policía 2 años antes además de un fusil y pertrechos del cargamento del convoy emboscado.
Las Patrullas D, E, F y G no tomaron contacto con los senderistas ni se enfrentaron con estos.
Cinco días después los militares exhumaron los cadáveres y los trasladaron a Hualla, donde fueron incinerados.
Hanke le dijo a Martín Rivas que la orden llegaba del general Carlos Mauricio, jefe de Estado Mayor.
Le dijo a Martín Rivas que era asesor (en realidad solo tenía acceso directo) del Fiscal de la Nación de entonces, Hugo Denegri, y que tenía acceso a la investigación.
Posteriormente los restos de los varones desaparecieron al ser trasladados a Cangallo para realizar las autopsias correspondientes.
[6] El informe del fiscal Escobar involucraba al general José Valdivia.
Granda llegó a la conclusión de que no se habían producido ejecuciones extrajudiciales sino enfrentamientos entre subversivos y militares, por lo cual ordenó el archivamiento provisional del caso.
[2] En 1992, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó una demanda contra el Estado peruano por lo ocurrido en Cayara.
[32] En 1994, el periodista Gustavo Gorriti publicó una investigación en la revista Covert Action Quarterly donde señaló que entre 1990 y 1992 realizó entrevistas a militares de alto rango obteniendo información sobre el caso Cayara.
Escobar denunció que la protección hacia la testigo no se realizó produciéndose su asesinato debido a la falta de medidas concretas.
La sentencia ha sido escrita por la Cuarta Sala Penal Liquidadora Transitoria e indica una pena penitenciaria de 15 años para Marco Llontop y Luis Castañeda Marín, y luega, una condena de 8 años para los demás inculpados (que son los 16 integrantes que estuvieron en la patrulla militar “Grass”).