Tuvieron once hijos: Joseph (1657-1739), Sarah (1660-1749), John, Isaac (1662-1714), Anna, Benjamin, Samuel, Jacob, Josuah, Jeffrey y Mary.
Cuando Eastey inclinó la cabeza, las muchachas afligidas gritaron que quería partirles el cuello.
Eastey y Cloyce escribieron una primera petición a la corte donde pedían, entre otras cosas, que no se tuviera en cuenta la "evidencia espectral" y se separara a las acusadoras antes de que declararan.
[2] Robert Calef también publicó en su obra la segunda y última petición de Eastey, de la que se llegó a decir que ningún documento más conmovedor había sido nunca dirigido a un juez.
En él, Mary no suplicaba por su vida, sino por las de los demás acusados falsamente.