[12] Según Minnicino, existe una conspiración global iniciada por la Escuela de Fráncfort destinada a destruir la cultura occidental.
[13] El movimiento de LaRouche se conoce sobre todo por creer que el Imperio Británico todavía existe, el mismo está intentando apoderarse del mundo (sobre todo, pero no exclusivamente, por medios económicos), y, entre otras cosas, también controla el comercio global de la droga.
[cita requerida] La teoría fue popularizada por la organización de la derecha cristiana Free Congress Foundation, especialmente por Paul Weyrich y William S.
[17] El político paleoconservador Pat Buchanan jugó un papel importante en la difusión de la teoría del marxismo cultural.
The Corruption of America) lanzado en 2011, junto a otros conservadores como Ted Baehr, Edward Griffin, Ron Paul y Edwin Vieira.
[18][19] La doctora Heidi Beirich afirma que la teoría conspirativa se usa para demonizar a grupos que los conservadores consideran indeseables, incluyendo a «feministas, homosexuales, humanistas seculares, multiculturalistas, educadores sexuales, ecologistas, inmigrantes y nacionalistas negros».
[25] El Tea Party Australiano adoptó la teoría, recalcando que la Escuela de Fráncfort fue el inicio de una crítica destructiva a la cultura occidental «incluyendo el cristianismo, el capitalismo, la autoridad, la familia, el patriarcado, la moralidad, la tradición, la continencia sexual, la lealtad, el patriotismo, el nacionalismo, la herencia, el etnocentrismo y el conservadurismo.»[26] La teoría también tiene difusión en sectores de la extrema derecha, como el Partido Nacional Británico[27] el medio neonazi The Daily Stormer[28] o el supremacista blanco Stormfront.
entre los principales difusores de la teoría del marxismo cultural en la región se encuentran los escritores argentinos Nicolas Marquez y Agustín Laje, quienes plantean que dicho marxismo promueve la ideología de género para destruir la sociedad occidental.