[2] En 1632 partió del convento zaragozano junto con otras cuatro monjas, con el encargo de fundar el convento de Benabarre en el que, en los poco más de tres años que residió, bajo la guía de su confesor, fray Gabriel Jiménez, tuvieron lugar los mayores prodigios relatados por sus biógrafos.
[5] Perdidos los papeles del primer proceso de beatificación, iniciado a los dos años de su muerte, en 1637, en 1685, cincuenta años después del fallecimiento, el obispo de Lérida a instancias del provincial de los dominicos inició un segundo proceso al parecer remitido a Roma en 1704, donde no hay más noticias de él.
Se conocen tres grabados con el retrato de la monja anteriores a la publicación en 1739 del suplemento al Índice.
La estampa muestra a la retratada con un libro en la mano izquierda y en la derecha un corazón llagado que ofrece a un crucifijo del que emanan rayos de luz.
En un segundo grabado, versión del anterior retocada por un grabador anónimo y de peor calidad, con las firmas raspadas, los rayos de luz que parten del crucifijo e iluminan el rostro de la monja se han reforzado incluso, inconveniente corregido en el tercero, dibujado y grabado por Juan Pérez, destinado a ilustrar la edición de 1735 de la citada obra de Andrés Maya Salaverría.