Para muchas personas, es lo mismo que decir: en un día aciago y funesto como el martes, no emprendas ningún negocio de importancia.
Entre los turcos, también se incluye el martes entre los días funestos, como el jueves lo era entre los griegos, razón por la cual no suelen ponerse en camino, ni emprender en lo más importante.
Otro posible origen para esta especie de proverbio radica en haber sido martes el día en que Alfonso el Batallador fue vencido y muerto por los moros, en 1134, durante la batalla de Fraga.
2—, de la muerte del Rey D. Jaime I de Aragón y del destrozo que sus tropas sufrieron en Luxen, dice: «El estrago fue tal y la matanza que desde entonces comenzó el vulgo a llamar aquel día, que era martes, de mal agüero y aciago».
Francisco de Quevedo, riéndose de esta supersticiosa creencia, dice: «El martes es día aciago, para los que caminan a pie, y para los que prenden».
También dice: «Martes toma todo lo que te dieren y no repares en cumplimientos».
También una leyenda escandinava cuenta que, según la misma tradición, en una cena de dioses en el Valhalla, Loki, el espíritu del mal era el decimotercer invitado.