No obstante, algunos autores aseguran que llegó con sus padres y hermanos a esta localidad siendo aún de muy corta edad.
En 1535 pasaba a Santa Marta (Colombia) en la expedición del Adelantado Pedro Fernández de Lugo.
Cuando en 1536 el licenciado Jiménez de Quesada, había sido comisionado por Fernández de Lugo para emprender la exploración y conquista del inmenso territorio que se prolongaba hacia el sur, Gonzalo seleccionaba a los mejores hombres para dar comienzo a tal empresa.
En las exploraciones que se realizaron desde el asiento de Bogotá, Martín Galeano se había distinguido en infinidad de ocasiones demostrando dominio castrense y buen juicio en sus diversas intervenciones en las refriegas con los indígenas.
Esta sería la segunda ciudad andina que se fundaba en el Nuevo Reino de Granada.
Asentada la ciudad, construidas las moradas, materializadas las instalaciones sociales y dispuesto lo necesario, dejando unos cuantos españoles en el nuevo poblado, Galeano salía a explorar y conquistar nuevas zonas de la periferia.
Después de una corta expedición por aquella comarca, Galeano volvía a Vélez.
Como la comarca era extensísima, mientras Galeano se entretenía en organizar las instituciones de la nueva ciudad, envió a continuar las exploraciones a su coterráneo Juan Alonso de la Torre; pero este (llevado quizás de su avidez aurífera y haciendo caso de los indios que le decían que el oro se encontraba “más allá”), al no hallar oro siguió la marcha hacia otras zonas más alejadas y difíciles por la composición selvática y pedregosa que presentaban.
Se casó con una viuda llamada Isabel Juana de Meteller y no tuvieron descendencia, pero Martín Galeano tuvo cinco hijos dos en Antioquia de los que se conoce a Galo, próspero comerciante que se dedicó a la minería aurífera en la región del río Pocoro y tres en Vélez una hija con la princesa indígena hija del Cacique Guanentá o del Cacique Chacer, esta niña recibió el nombre de Martina.