Amasó una gran fortuna con negocios de navegación y comercio transoceánico.
Fue presidente del Centro Republicano Vigués y miembro de la Loxa Masónica Vicus nº 8.
Más tarde sus restos fueron trasladados a Buenos Aires, donde descansan en un panteón familiar.
Sus otros hijos, Juan, Eduarda, Luis, Isabel e Inocencia, se exiliaron, con su madre, en Argentina y otro hijo, Martín Echegaray García, pintor, permaneció en Francia.
Durante la República la carretera que comunicaba la estación de Corujo con Canido llevó su nombre.