También era Diplomado en Derecho Nobiliario por “Escuela Salazar y Castro” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Diplomado en Derecho Privado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Ejerció la abogacía durante 29 años en los colegios de Cantabria, Oviedo y Madrid.
Su relación personal y política con Joaquín Ruiz-Giménez se mantuvo durante el resto de sus vidas.
A menudo se vanagloriaba de su amistad personal con Don Joaquín.
“Casi nunca las cobrábamos (las causas) y en algunos casos llegamos a cubrir por nuestra cuenta los gastos de los procesados para ser juzgados en Madrid, si es que se encontraban en libertad provisional.
Mantuvo fuertes polémicas con el entonces alcalde, Juan Hormaechea, a quien más tarde tuvo que juzgar y condenar.
Utilizando el mismo argumento, Mario García-Oliva consiguió que las armas republicanas estuvieran frente al dictador durante muchos años.
Este mismo año asiste como observador de la Internacional Socialista al juicio celebrado en Casablanca contra el Secretario General de los socialistas marroquíes, Abderramán Boabid.
No obstante, se vio obligado, por su cargo, a hacer campaña por el SÍ.
Algunos asistentes a sus mítines recuerdan situaciones cómicas durante los debates, ya que García-Oliva siempre iniciaba cada argumento diciendo: “el Partido piensa…”, y cuando se le preguntaba qué pensaba él, respondía: “¿Yo?, otra cosa”.
En sus últimos tiempos era particularmente crítico con George W. Bush, José María Aznar y Monseñor Rouco Varela.