Los patrones eran generalmente mercaderes, que tanto podían ser oficiales nombrados por el rey, como particulares agregados para una campaña militar concreta.
Los guiatje real acostumbraban a conceder la remisión de todas las deudas y crímenes, excepción hecha del asesinato, el robo, la violación, la falsificación de moneda, la lesa majestad y otros delitos graves.
El anuncio de la formación de una armada con llamamientos públicos por todas partes atraería un número creciente a las ciudades donde se armaban las galeras.
Finalmente también existían los acordaments forzosos, que si bien eran ilegales, no por ello dejaron de ser comunes como medida de urgencia para dotar las galeras.
Las Laus se tenían que hacer con gran solemnidad y las decía un marinero con buena voz colgado de la pértiga donde se izaba el estandarte real.