Dedicó toda su juventud al comercio desde y hacia el noroeste del país.
Mientras Juan José trataba de conservar su actividad comercial y Tomás participaba activamente en política, Nicolás se convirtió en el terrateniente más importante de todo el país, sólo superando – en hectáreas, pero no en cabezas de ganado – por el general Eustoquio Díaz Vélez.
Fue diputado en la legislatura provincial durante más de veinte años.
Ese mismo año fue nombrado gobernador por la Sala de Representantes, pero una vez más renunció.
Falleció en Buenos Aires en mayo de 1856, legando una enorme fortuna a sus descendientes.