Mariano Miguel de Val

Publicó su primera colección de poemas, titulada Ensayos, en Oñate (Guipúzcoa) en 1896, y desde entonces hasta su prematura muerte en 1912 siguió publicando poesía, teatro, ensayo, artículos y reseñas críticas en prensa.

Pese a su corta vida, fueron muchos y variados los proyectos que emprendió y los cargos que desempeñó: Fue secretario y director del Ateneo Artístico Científico y Literario de Madrid, director de la revista Ateneo y del Diario de Avisos de Zaragoza, representante en España de la revista argentina Caras y Caretas, colaborador de Heraldo de Aragón, La Ilustración Española y Americana, El Liberal, la Revista Aragonesa, la Revista Gallega, Vida Nueva, Cultura Hispanoamericana o El Fígaro de la Habana, entre otros.

Rubén Darío, con quien mantuvo una estrecha amistad, le dedicó su Poema del otoño, y diría de él en un artículo que lleva su nombre: Darío solía decirle cariñosamente «hombre admirable, ¡admirable!».

Mantuvo también amistad con otros jóvenes y destacados escritores del momento como Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado, Antonio Machado, Amado Nervo, Eduardo de Ory, Carlos Fernández Shaw, Ramón María del Valle-Inclán y Francisco Villaespesa.

Participó muy activamente en la vida cultural de Madrid y Zaragoza animando los actos del Centenario del Quijote en el Ateneo o formando parte en 1908 de la comisión organizadora del homenaje a Los Sitios de Zaragoza, por ejemplo.

Mariano Miguel de Val.
Mariano Miguel de Val, junto a José Santos Zelaya , Rubén Darío y el coronel Luis A. Cousin en Madrid en 1910, por Goñi .