Recibió una excelente educación musical por parte del pianista Leopold Kozeluch, entrenamiento vocal con Vincenzo Righini y Antonio Salieri; teoría musical con los maestros Abbé Vogler y Carl Friberth; todos ellos notables músicos de la época.
Aun cuando se sometió a diversos tratamientos, nadie logró descubrir la causa de su mal.
Fue tratada durante diez años por el mejor oculista de la corte, von Stoerk, cuyos métodos no tuvieron efecto alguno.
Gracias al tratamiento del médico alemán Franz Anton Mesmer en 1777-1778, su condición mejoró, aunque solamente de forma temporal.
Se tiene, sin embargo, su colección "Zwölf Lieder auf ihrer Reise in Musik gesetzt" compuesta entre 1784 y 1786.
Maria Theresia le ayudó a desarrollar un programa de estudio, basado en métodos que fueron utilizados en su educación personal.
[2] Para 1786 dio por concluida su camino como concertista y regresó a Viena, aunque planeó hacer giras posteriores por Rusia e Italia, que nunca fueron materializadas.
En Viena se dedicó a la composición con la ayuda de un tablero con clavijas que inventó para ella su amigo Johann Riedinger.
Muchas mujeres prominentes enseñaron en esa escuela, que aceptaba tanto a alumnos ciegos como videntes.
Continuó componiendo hasta el año de 1813, pero no dejó jamás la docencia, la cual ahora era su prioridad.
Entre 1784 y 1786, mientras todavía continuaba de gira, fueron publicadas doce canciones, entre ellas "Morgenlied eines armen Mannes", las cuales actualmente son sus obras más conocidas.
Las melodías de Paradis, tomando como ejemplo la "Siciliana" se caracterizan por sus inflexiones cromáticas y extensiones irregulares en sus frases, lo cual creó atmósferas que no eran comunes para su tiempo.