En La Scala de Milán debutó en 1937 y cantó regularmente en Un ballo in maschera, La forza del destino, Aida, Andrea Chénier, Tosca, Adriana Lecouvreur , Mefistofele, Werther, Simón Boccanegra, La Wally, Il trovatore, La Traviata, Manon Lescaut y otras óperas del verismo.
En 1951 abandonó en teatro milanés para convertirse en la Prima donna absoluta en la Ópera de Roma.
Debutó en el Metropolitan Opera de Nueva York como Desdemona en Otello en 1938, donde también cantó Aida, Tosca, Simon Boccanegra y Falstaff.
Participó en la exhumación de óperas como Poliuto de Donizetti y Oberto de Verdi y en óperas contemporáneas como La notte di Zoraima (Milan, 1931), Cyrano di Bergerac de Franco Alfano ( Roma, 1936) y Lucrezia ( 1937) y La campana sommersa, ambas de Ottorino Respighi.
Trabajó con los grandes directores y cantantes de su era, recordándose su asociación con el tenor Beniamino Gigli y el director Tullio Serafin con quien grabó, entre otros, una conocida versión del Requiem de Verdi.