Durante la refriega murieron casi un centenar de civiles y soldados, entre ellos el general Bernardo Reyes.
Los rebeldes, a pesar de contar con superioridad numérica, decidieron retirarse para refugiarse en La Ciudadela.
[1] El presidente Madero, atento a los sucesos, fue informado por el ministro de Guerra Ángel García Peña que el Palacio había sido recuperado.
[2] Fue entonces cuando decidió iniciar la marcha hacia Plaza de la Constitución, se entrevistó con el director interino del Colegio Militar, teniente coronel Víctor Hernández Covarrubias y arengó a los cadetes para que lo acompañaran:[3] El presidente, montando a caballo, fue resguardado por trescientos cadetes, vestidos con su uniforme de gala, y por los miembros de la Gendarmería Montada que habían sido convocados por el gobernador del Distrito Federal, Federico González Garza.
Debido a que Lauro Villar había resultado herido durante los acontecimientos, Huerta logró hacerse nombrar comandante de la plaza.