Marcel Planiol

Con Raymond Saleilles (1855-1912) y François Gény (1861-1959), fue uno de los tres renovadores del Derecho Civil francés en la Belle Époque.

Es considerado uno de los juristas más influyentes del Derecho continental contemporáneo.

En ese momento, Planiol trabajó en una revisión crítica de legislación y jurisprudencia francesa.

Primero se dirigió hacia los trabajos de Historia del Derecho, como por ejemplo, «Estudio sobre las sucesiones feudales en Bretaña» (1888) y «Las apropiaciones prohibidas en la antigua provincia de Bretaña» (1890).

Este hecho, para el civilista que nunca dejó de ser, es la consagración como maestro.

En ambos casos se trata de «restaurar el orden» de alguna manera en una disciplina, el Derecho, considerada incomprensible debido a la falta de jerarquía entre los principios y sus excepciones, junto con devolver el gusto por estudiar a los alumnos que se vuelven hacia esta disciplina cada vez más a menudo.

Por un lado, Domat cree que se debe volver a los principios del Derecho en un país como Francia, jurídicamente dividido entre la aplicación del Derecho Romano al sur del Loira y la fuerza de las costumbres en el norte (es decir, se propone «retorcerle el cuello» a un famoso pensamiento de Blaise Pascal –el famoso jansenista de Port Royal–: «La verdad de este lado de los Pirineos, error más allá»), Planiol se propone volver al Derecho vivo, que se encuentra en la jurisprudencia y el Derecho comparado, que incorpora el Derecho Romano eterno más allá de la codificación que esclaviza la materia en una rígida camisa de fuerza.

Él mismo asegurará ocho actualizaciones, antes de dejarle las riendas a su colaborador, Georges Ripert.