[1] Nació en Valencia y era sobrina del capitán de la Marina Antonio García Fenollosa.
Pronto destacó por sus cualidades y sensibilidad para el arte, obteniendo diferentes menciones en los cursos que permaneció allí.
[2] En esa institución conoció al que fue su marido, años después, el dibujante e ilustrador Antonio Vercher Coll.
[1] Cuando aún no había terminado sus estudios y apenas contaba veinte años, se hizo socia del Círculo de Bellas Artes.
Formó parte del elenco de artistas, entre los que encontraban: José María Cabedo, Pedro Ferrer, Ramón Stolz, Prudencio Herrero, Rafael Sanchis Arcis, Ramón Cabrelles, Antonio Vercher y Constantino Gómez que ejercía de director artístico.
En este certamen presentó dos trabajos bajo el título de “Bibelots” que eran unas pequeñas esculturas caricaturescas realizadas en barro modelado.
[12][13] Estas artistas tenían formación cerámica pero sus inscripciones se realizaron en la sección de arte decorativo.
Entre las mujeres participantes se encontraban: Luísa Albert, María Batalier, Manolita Bataller, María Denyere, Filomena Guasch, Fina Ochoa, Pilar Picaso, Paquita Rodríguez, Manolita Ballester.Participó con: “…un bello retrato de factura bien personal”, junto con los escultores Alemany, Antonio Ballester, Francisco Bolinches, José Díez, Giner Gloria, Enrique Giner, Francisco Labajos y Francisco Martínez.
[16] Ese mismo mes, junto con Antonio Vercher inauguraron una exposición en la Sala Abad, sita en la calle Pintor Sorolla, 20.
El espacio elegido fue una casa gótica de paredes azules, situada en la calle Redención, números 6 y 8.
En la misma, participó con un busto en yeso obrado "de gran fuerza y gracia", acompañado por el rótulo “Ibero-levantina”.
Al volver del viaje, se instalaron en la ciudad de Valencia y tuvieron un hijo.
Su temperamento la llevó a participar activamente en el Círculo de Bellas Artes como un miembro más, sin prestar atención en que muchas veces era la única mujer.
Por añadidura, su especialidad artística clasificada como masculina no supuso una dificultad para ella que fue bien acogida por el elenco cultural del momento.
[29][30] Es posible que viera en las muestras sus obras y le sirviesen de inspiración, convirtiéndose en un referente para la escultora.
También modelaba en barro y así creó muchas pequeñas figuras, de cerámica cocida, que en ocasiones esmaltaba.
Se sintió atraída por el naturalismo y la figuración que representaba teñido de un aire sencillo e ingenuo.