María Josefa Amalia de Sajonia
La pacata educación que había recibido la reina María Josefa Amalia en el convento y su inexperiencia dieron lugar a que ella, horrorizada, no pudiera consumar el matrimonio en la noche de bodas presa de un profundo pánico.Ella desconocía completamente lo que eran las relaciones sexuales, por lo que cuando Fernando VII entró en sus aposentos completamente desnudo y comenzó a tocarla, huyó de la habitación corriendo y gritando de horror, enfureciendo a su marido.Su cuñada, María Francisca de Braganza, la convenció de volver a la alcoba y María Josefa Amalia ya parecía algo más receptiva, sin embargo estaba tan aterrada que se defecó y orinó encima justo antes de la penetración, enfureciendo aún más a Fernando y evitando que el matrimonio se consumase.Fue necesaria una carta personal enviada por el papa Pío VII para poder convencer a la joven reina de que las relaciones íntimas entre esposos no eran contrarias a la moral del catolicismo, así como necesarias para la procreación de descendencia.Finalmente, la reina accedió a compartir el lecho con su esposo y consumar la unión matrimonial, bajo la condición de que ambos orasen antes de llevar a cabo el coito, cosa que su marido aceptó sin objeciones.