Cuando José Casimiro redactó su testamento solo tenía dos hijos, María Isabel y Enrique.
A finales del año 1866, María Isabel tomó posesión de su patrimonio ya de forma nominal a los 16 años.
El matrimonio residió en la calle Covarrubias, 3 de Madrid.
María Isabel quería que sus dos hijos varones ostentaran los títulos más importantes, el condado de Vía Manuel y el marquesado de Rafal.
En el ocaso de su vida y al igual que hiciera su padre, María Isabel decidió repartir los títulos que todavía tenía en su poder entre varios hijos en vez de heredarlo todo el teórico heredero, que era su hijo Alfonso, ya que para entonces el duque de Arévalo del Rey, Arturo, ya había fallecido.
Cuando falleció María Isabel, sus hijos Isabel y Alfonso no heredaron nada debido a que se suponía que ya habían obtenido sus partes en 1896 y 1899 respectivamente, consistentes en los marquesados de Puebla de Rocamora y de Rafal.
María del Milagro y María de la O fueron las dos únicas miembro de la familia que no fueron agraciadas con títulos nobiliarios en el testamento de su madre y los otros dos hijos, Ramón y Laura María, ya habían fallecido para entonces.