Tuvieron cuatro hijos sobrevivientes: Su matrimonio de diez años fue turbulento y generalmente se consideró que estaban hechos el uno para el otro (ya que ambos eran maestros de la intriga y diplomacia secreta).Se le concedió una sustanciosa pensión y fue reconocida como corregente con control sobre la educación de su hijo.Su exilio la separó del poder directo, especialmente cuando decisiones políticas cruciales y preparaciones para la educación de su hijo se estaban haciendo.En 1748, animó a su hijo mayor, el duque reinante Carlos Eugenio, a entrar en un matrimonio con la Hohenzollern Isabel Federica Sofía de Brandeburgo-Bayreuth, una sobrina del rey Federico II el Grande de Prusia.[5] Como católica, preparó a su hijo pequeño, Federico Eugenio, para una vida en el seno de la Iglesia Imperial.[5] La influencia de María Augusta iría declinando conforme su hijo crecía e iba aumentando su independencia para 1749.