María Ángela Astorch

Aprendió a leer y hacer labores; tenía gran afición por la lectura, especialmente de libros en latín.

Lo hizo con los seis tomos del Breviario en latín, pues a esa edad ya lo dominaba.

A pesar de su madurez precoz, tuvo que esperar hasta 1608 para realizar el noviciado canónico.

En esta época también se dedicó a escribir pequeñas obras de carácter espiritual.

Entre ellos algunos obispos y el cardenal Teodoro Trivulzio, virrey de Aragón, con quien mantendría la relación epistolar al regresar a Italia.

Su progreso espiritual se ha conservado en los Relatos Autobiográficos y en las Cuentas de Espíritu.

Su vivencia espiritual es original respecto a la época en la que vivió siglo XVII.

Tuvo entre sus discípulas a Sor Úrsula Micaela Morata, que en 1672 sería la fundadora del monasterio de Alicante.

La ciudad de Murcia se volcó en su entierro, pues el pueblo tenía gran estima por la Madre Fundadora, como era popularmente conocida.

En 1683, con permiso del obispo, fue desenterrado el cadáver y colocado en un nicho en el presbiterio de la iglesia.

En 1890 se presenta el milagro necesario para la beatificación, que, tras su estudio, sería aprobado en 1926.