En 1672 el emperador Leopoldo I le nombró conde palatino del Sacro Imperio, título que, al parecer, nunca fue confirmado,[1] y Carlos II de España le otorgó el título de barón de Belmonte en 1693, en el que fue sucedido por su primo, el barón Francisco Jiménez Belmonte.
[2][3] Miembro influyente de la comunidad judía sefardí de Ámsterdam, con una extensa red de corresponsales por sus muchos intereses financieros y bien relacionado tanto con las autoridades de La Haya como con los gobernadores españoles en Flandes, tuvo un trato particularmente estrecho con Juan José de Austria como acredita la abundante y detallada correspondencia que mantuvo con él y con el secretario Mateo Patiño guardada en la Biblioteca Nacional de España.
[4] A su vez, su sobrino, Francisco de Schonenberg, alias Jacobo Abraham Belmonte, establecido en la península ibérica desde 1678, era representante diplomático de la república en Madrid.
[3] Ambos jugaron un papel destacado de intermediación para asegurar la posición de la república en el tráfico de esclavos con la América española desde la reanudación del asiento de negros en 1663, merced a las buenas relaciones que mantenían con la colonia sefardí de Curaçao y con comerciantes holandeses como Balthasar Coymans que en 1685 obtuvo la concesión del asiento.
Su acceso al trono como Felipe V forzó la marcha de Schonenberg a Lisboa donde actuó como enviado extraordinario de las Provincias Unidas y negoció la incorporación de Portugal a la coalición antiborbónica, en tanto Belmonte, poco antes de morir, era confirmado como ministro residente por el archiduque Carlos.