Ingresó como guardiamarina en la Escuela Naval Flotante, sita en la antigua fragata Asturias en Ferrol en 1898.
Al ser nombrado comandante del buque torpedero número 16, abandonó la Escuela.
A pesar de todos los esfuerzos de Franco por ocultar lo acontecido, el médico canadiense Norman Bethune consiguió captar fotografías y narró su experiencia en The New York Times: «Contamos al menos 5000 niños menores de diez años, miles de ellos descalzos… Decidimos volvernos y empezar a transportarlos para ponerlos a salvo».
Maniobraron, ambas escuadras buscando la evasiva, pero de nuevo se volvieron a encontrar.
En esta ocasión, los destructores gubernamentales estaban preparados y lanzaron sus torpedos, que hundieron el Baleares.