Durante estos años escribió y publicó un ensayo sobre el que fuera fundador de la Abadía del Sacromonte, el arzobispo Pedro Vaca Castro y Quiñones, un libro de teatro infantil, la comedia La mejor lima social, las zarzuelas El día de Inocentes, a la que puso música el maestro Alonso, Los peligros del mentir y La primera gracia, así como un tratado sobre la obra jurídica del Padre Suárez, publicado en 1917.
A consecuencia de los enfrentamientos, la zona del palacio episcopal sufrió un gran incendio.
Manuel y otros tres sacerdotes fueron humillados y trasladados por la fuerza en un tren a Almería, donde desde el inicio de la guerra se habían vivido momentos de violencia anticlerical.
También fueron obligados a palear carbón y servir las mesas del acorazado Jaime I.
Ante las profanaciones de los cadáveres y su directa visión desde la carretera, los vecinos los enterraron.
[6] Es copatrón de Lanteira, su pueblo natal, donde se saca en procesión su imagen cada 30 de agosto durante las fiestas que se celebran en su honor.