Aunque nacido en Oviedo, donde estaba destinado su padre, el militar Avelino Cascón Martínez, se crio desde niño en Ciudad Rodrigo (Salamanca).
Cascón pidió el pase a la situación “B”, quedando disponible con residencia en Madrid.
Se le impuso un arresto de un mes por trasladarse sin permiso a Ciudad Rodrigo.
Sin dudarlo un momento contribuyó eficazmente a reducir la sublevación del vecino Regimiento de Artillería ligera núm.
En todo momento manifestó su voluntad de permanecer en España, sin abandonar a sus subordinados.
De los 20 Katiuskas disponibles, 17 se entregaron en Barajas y tres fueron utilizados para salir de España, pilotados por Leocadio Mendiola, Ananías Sanjuan y Juan Sospedra, que volaron hasta Orán (Argelia).
Cascón tuvo la posibilidad de huir pero se quedó porque no podía abandonar a sus hombres y dejarlos en la estacada.
También confió en las promesas del "Generalísimo" Franco de que no habría represalias para aquellos militares profesionales que, como él, no hubieran pertenecido a ningún partido político y se habían limitado a cumplir órdenes.
Y cuando le acusó de rebelión protestó: "Yo no me rebelé nunca.
Cascón, como otros compañeros suyos, fue condenado a muerte el mismo día 20 de julio y ejecutado en Paterna el 3 de agosto[5] junto a los comandantes Luis Iglesias Gracia y Ramón Pruñonosa Ferreres.
Se le denegó su última voluntad: ostentar el mando del piquete encargado de fusilarle.