La Mano Negra

[4]​ «Aunque hubo muy pocos casos de agresiones personales y los alborotadores rara vez se enfrentaban directamente a los guardas [de los cortijos] y mucho menos a la Guardia Civil, que reforzó su presencia en los campos, los propietarios se vieron dominados por el miedo».

[5]​ La crítica situación que estaban padeciendo los jornaleros andaluces fue incluso denunciada por la prensa liberal madrileña, como el diario El Imparcial, que en noviembre de 1882 publicó un editorial con el significativo título de «El hambre» en el que hablaba del «pavoroso problema de Andalucía», donde «un pueblo hambriento» saqueaba panaderías y carnicerías y para el que sólo existían tres opciones: «O la limosna, o el robo, o la muerte».

Así Oliver fue alabado por ese mismo periódico como «un bizarro militar» que estaba llevando una «implacable guerra» contra el «anarquismo colectivo disfrazado con el nombre de lícitas asociaciones».

[14]​ Para Josep Termes, la Mano Negra fue una invención de la policía y el «hipotético reglamento» descubierto por la Guardia Civil, «al parecer solo era la manipulación policial de un reglamento del Núcleo Popular, que las autoridades tenían en su poder desde hacía tiempo, y que tal vez fuera obra de un desequilibrado».

Además, «el nombre no era tan extraño a la tradición clandestina, ya que muchos grupos anarquistas y revolucionarios en Rusia, Irlanda, Francia, Italia, adoptaban nombres de guerra extremosos…».

Lida concluye que «reflotar entonces documentos recogidos varios años antes, cuando la Internacional y los grupos, con sus respectivos apodos, estaban en la clandestinidad», aprovechando el «sensacionalismo amarillista de la prensa para hacerlos aparecer como contemporáneos» constituyó una «artimaña aparatosa» que «tenía el propósito de atemorizar a la opinión pública, para poder actuar libremente contra los jornaleros organizados».

[19]​ En febrero de 1883 el gobierno envió un juez especial a Jerez para que investigara los hechos.

[21]​ El gobierno apoyado por los propietarios y por la prensa —aunque hubo excepciones como el diario El Liberal—[22]​ identificó la Mano Negra con la FTRE —así el número de afiliados que la prensa atribuía a la Mano Negra era los de la FTRE—[14]​ con un doble propósito, según Clara Lida: «en primer lugar, frenar drásticamente la creciente fuerza de la Internacional en España.

[24]​ Sin embargo, el periódico Le Révolté editado en Ginebra por el anarcocomunista Piotr Kropotkin criticó la condena que había hecho la FTRE de «los miembros de esa liga secreta a la que se ha dado el nombre de la Mano Negra» y expresó su «simpatía por estos “luchadores por la existencia” en el sentido literal del término».

Los condenados fueron presentados como víctimas de «uno de los crímenes más monstruosos» perpetrados por los enemigos del proletariado y como héroes del anarquismo al haber sido «los primeros que levantaron la bandera rebelde contra las iniquidades sociales».

Al mismo tiempo, los asesinados, en especial el Blanco de Benaocaz, fueron presentados como traidores y delatores.

[31]​ Las denuncias hechas por los encarcelados mediante cartas a los periódicos de que sus confesiones habían sido obtenidas mediante torturas avivaron la campaña internacional —con referencias a la Inquisición Española incluidas—.

[34]​ El miembro del Comité federal Josep Llunas en su periódico La Tramontana acusó al Gobierno de utilizar el asunto de la «Mano Negra» como pretexto para reprimir a los anarquistas y a sus ideas: «con la excusa de unos cuantos bandoleros, pero nada más que bandoleros, se quiere justificar una persecución contra determinadas ideas».

Ello no es obstáculo para que pudieran existir pequeñas “maffias” (grupos influenciados por el anarco-comunismo), en las fronteras de la rebeldía secular y de la delincuencia común que, hábilmente explotadas por los órganos del Poder, sirvieron para justificar una represión y una campaña que, pese a sus protestas, quebrantarían en cierto modo a la FTRE».

[38]​ Según Avilés Farré, «la cuestión de si la Mano Negra existió o no es la menos importante que el tema plantea.

Juicio oral y público celebrado en Jerez de la Frontera en la causa con motivo del asesinato del Blanco de Benaocaz , grabado de Juan Comba para La Ilustración Española y Americana , 30 de junio de 1883.
Portada de la revista Pel i Ploma con un dibujo de un guardia civil a caballo, por Ramón Casas (1899).
Grabado de 1883 de Arcos de la Frontera (Cádiz), unos de los principales centros de la propaganda anarquista.
Vista actual de San José del Valle , en cuyo término fue encontrado el cadáver de «El Blanco de Benaocaz », uno de los crímenes atribuidos a La Mano Negra.
Grupo de presos acusados
Sala del Tribunal Supremo de España en el momento de pronunciar la sentencia de casación del juicio por el crimen de El Blanco de Benaocaz
Ejecución de los cuatro supuestos integrantes de La Mano Negra
Sede del juicio en Jerez de la Frontera , actual colegio Cervantes.
Placa en recuerdo de los enjuiciamientos de La Mano Negra en la sede de la CNT de Jerez de la Frontera.
Pancarta por la dignificación de las víctimas en 2013 en Jerez