Con precedentes iconográficas que lo datan en la China de la dinastía Han (206 a. C. hasta el 220 d. C.), el manguito cilíndrico, como remedio para calentar las manos, se identifica en la época romana con las «manicae».
Du Cange asocia el término «muffulae» (latín medieval) con la construcción «chirothecae pellitae et hibernae», mencionada en un cartulario del año 817, a propósito de una expedición en la que los monjes usaron pieles de oveja para cubrirse las manos en invierno (aunque el cartulario citado también distingue el guante para el verano del «muffulae» invernal).
También queda documentado que Isabel I de Inglaterra, al parecer muy friolera, consideró el manguito como pieza favorita.
[2][6] Toda aquella ostentación llegaría casi a desaparecer tras la Revolución francesa cuya ideología igualitaria estaba obviamente reñida con un objeto de desmedido lujo.
[2] En esa misma pasarela, Haider Ackermann presentó modelos "mitón XL", y Givenchy manguitos-muñequera que cubrían desde el torso de la mano hasta la parte superior del brazo.
En esa misma temporada, la diseñadora estadounidense Tory Burch presentó en Nueva Yorkle manguitos sujetos al cuello con una correa de cuero.