Maestro de Ororbia

En la cuarta tabla, el Hospitalario, ayudado por su mujer, traslada en la barca al peregrino que en la noche le ha pedido auxilio; también en esta tabla se repite, como en la segunda, una secuencia temporal, pues al fondo, el matrimonio en la puerta del hospital trata de descubrir, con la ayuda de un farol, dónde esté quien pide ayuda; todavía sobre la escena se sobrepone, en la parte alta, en pie el peregrino que ha sido atendido por los esposos, quizá cuando se dispone a transmitirle la noticia de que el Señor ha perdonado su parricidio.

Toda esta narración da ocasión al Maestro de Ororbia, para reflejar con detalle los paisajes boscosos, los edificios construidos o en construcción, el dramatismo de la escena, y una cuidada elección de la indumentaria propia de cada personaje: ropas delicadas y acordes con la moda del siglo XVI cuando así lo requieren los personajes, atuendos adecuados para los que trabajan o, como en la última escena, para atender a los peregrinos[7]​.

Llama la atención la tabla que representa a la Virgen en diálogo con esos dos santos, cuyo culto frecuente en Cataluña, resulta insólito en Navarra.

Una circunstancia que se repite en las tres escenas de la pasión del Señor que se disponen en el remate superior del retablo: en el centro la crucifixión, la flagelación a su derecha, y la resurrección a la izquierda.

También estas escenas de la Pasión, reflejan la tabla superior, bajo el frontón, representa al Padre Eterno.

Retablo mayor de la iglesia de San Julián, en Ororbia