El rico y variado folclore musical de Canarias se origina en esa primera mezcla de culturas, a la que habrá que añadir, posteriormente, las influencias generadas por los comerciantes genoveses, judíos, flamencos y británicos, además del flujo humano entre Canarias y América.
Éste ha logrado dar un toque original, cadencioso, alegre, humorístico, melancólico…, como el de su propia personalidad.
El resultado final de ese folclore ha terminado siendo diferente del que le ha dado origen.
Es como el árbol, […] distinto de la semilla que le dio origen.”[1] La música tradicional canaria, como toda la cultura del archipiélago, se caracteriza por la confluencia de diferentes influencias llegadas a las islas.
Es un instrumento agudo, muy sonoro y su función tradicional es servir de acompañante en las parrandas.
Su afinación en orden ascendente es: D2 – A1 – E1 – C2 – G1 Instrumento cordófono de 6 cuerdas con uso muy extendido en el folklore.
También ha servido para popularizar en las islas géneros musicales procedentes de otros lugares como los Boleros, Habaneras, Pasodobles o Rancheras.
Su función ha sido semejante a del Laúd y bandurria, es decir, ejecutando las melodías de los diferentes géneros folklóricos.
Instrumento cordófono (5 cuerdas) y de afinación una cuarta inferior a la del timple.
Ocupa una tesitura intermedia entre la guitarra y el timple, semejante a la del cuatro venezolano.
La contra se caracteriza por realizar ritmos a contratiempo del timple, aportándole mayor riqueza al sonido de la parranda.
Su presencia en el folclore canario es más reciente, fruto del retorno de los emigrantes isleños a Latinoamérica.
Instrumento cordófono de 4 cuerdas, cuyo desarrollo moderno se centra en Italia.
En esa época también recalarán en el archipiélago danzas europeas como la Polka, la Berlina o la Mazurca.
Su función es servir de base armónica y rítmica, contando con un uso frecuente en la actualidad.
Casi extinguidas al haber sido alejadas del folclore musical, destacan la flauta de pico y la pitorrera.
El sonido se produce golpeando las lapas con la palma de la mano no diestra, permitiendo tocar diferentes ritmos jugando con los dedos libres.
Cuenta con un cordón (bordón o calacimbre) metálico que da al tambor su sonido vibrante característico.
Con pequeñas variantes según el lugar (Se emplea en Teguise, La Aldea o Arbejales entre otras localidades).
Danza colectiva de origen galaico-portugués, procedente del fandango y el bolero peninsulares, llegada a Canarias durante el siglo XVI como baile acortesanado, extendiéndose popularmente con su estructura armónica actual a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
Originariamente, y como tantos otros géneros musicales antiguos de Canarias, los bailadores se acompañan con chácaras durante su ejecución.
Incluso, dentro de una misma isla se pueden hallar ligeras disimilitudes entre un municipio y otro.
[3] La seguidilla es un importante género literario del que existen vestigios desde muy antiguo, incluso en las Cantigas de Alfonso X El Sabio.
La estructura métrica alterna heptasílabos sueltos y pentasílabos con rima asonante o consonante, que abarca algunas variantes.
La seguidilla como soporte métrico de diferentes melodías y danzas tiene su origen en la España mozárabe del siglo XII, aunque su implantación como danza popular tiene lugar a lo largo de los siglos XVI y XVII.
La introducción la protagonizan las cuerdas (mandolinas, bandurrias y laúdes), momento a partir del cual el protagonismo recae por completo en los solistas.
Estos van enlazando sus coplas, generalmente comenzando con el último verso del solista anterior, aunque el estilo propio de cada solista hace que no pueda establecerse una norma general al respecto.
En la vertiente poética merece mención especial, sin duda, Víctor Fernández Gopar, 'El salinero'.
La obra de Víctor Fernández fue reconocida por Los Sabandeños en 1977 en su disco 'Las Seguidillas del Salinero', mientras que hoy día se celebra en su Yaiza natal el Festival de Seguidillas 'Víctor Fernández Gopar'.
Con un pie en el estribo y otro en la arena se despide un amante de su morena.