Más tarde, cuando quisieron los marineros poner rumbo hacia las Américas el barco no podía salir del mar de las Calmas, navegando en círculo incesantemente durante varios días.
A cambio y como agradecimiento, los marineros le entregaron a los pastores lo "único de valor que guardaban en el barco", una imagen de la Virgen María.
A partir de este momento, una suave brisa comenzó a soplar en el mar de las Calmas y el barco pudo alejarse rumbo al Nuevo Mundo.
Más tarde, se construyó una ermita en las proximidades del Caracol, que alberga a la imagen y a los pastores en las noches frías y húmedas.
Esta intervención fue particularmente polémica, pues los fieles juzgaron que la talla había sido cambiada, y tuvo que crearse una comisión para examinar la imagen, la cual determinó la autenticidad de la misma.
En 1952, fue enviada a Las Palmas de Gran Canaria para otra restauración y dos lustros más tarde, la imagen mariana vuelve a restaurarse, esta vez por el escultor tinerfeño Ezequiel de León.
Según el investigador Dacio Darias: "bien pudiera haber ocurrido que su primitiva talla fuese cambiada o, por lo menos, transformada en la actual de vestir".
Al llegar a la montaña de Ajare, el milagro se hizo.
Aunque hasta ese momento y desde el año 1405, la patrona de la isla era la Inmaculada Concepción que se venera en la parroquia de su mismo nombre en la capital insular.
Una vez en Valverde, la imagen peregrina por los diferentes pueblos de la isla.