La Villa de Valverde es la única capital insular canaria no costera.
El municipio abarca otras 12 localidades, entre las que se incluyen El Mocanal, Isora, Guarazoca, El Tamaduste o La Caleta.
[5] La siguiente tabla corresponde a los valores climáticos en el Observatorio del Aeropuerto de El Hierro, situado en la costa noreste en un lugar con bajas precipitaciones.
El carácter de la isla, sus escasas dimensiones, tanto geográficas, demográficas y económico-sociales así como el mantenimiento de las prerrogativas del derecho señorial vigente hasta el siglo XIX, son factores determinantes en el mantenimiento de un solo ayuntamiento en la isla, con un centro administrativo, religioso, económico y social instalado en su villa capital.
Según la tradición oral transmitida hasta nuestros días, este poblado contó en su interior con un primer edificio, con planta y paredes de piedra, donde se reunía en consejo o cabildo, diferenciado de otro edificio destinado a tal fin, situado en el margen izquierdo de la carretera de Jarales a San Andrés, dentro del propio pueblo de las Montañetas, existiendo bajo la moderna carretera y anexo al edificio existente una plazoleta donde el consejo o ayuntamiento celebraba las reuniones y se tomaban los acuerdos, conforme a las ordenanzas originarlas del antiguo régimen concejal castellano.
No existen datos fiables sobre cronología en la construcción del ayuntamiento donde se halla actualmente.
Los incendios declarados a mitad del siglo XVI, en los archivos parroquiales así como a finales del XIX en el actual emplazamiento facilitan especulaciones sobre su origen; si debió existir con anterioridad una edificación antigua, según los escasos datos con anterioridad una edificación antigua, según los escasos datos aportados por Dado Darías: «... pueden apuntarse al largo período del siglo XIX algunas obras de carácter público.
Se terminaron las Casas Consistoriales, añadiéndoles un pasillo y una habitación destinada a secretaría y parte del archivo, colocándose en una de las dependencias bajas, situadas a ambos costados del zanguen, el archivo notarial.
Luego aludiendo a las generaciones herreñas extintas que edificaron las antiguas Casas Consistoriales, agrega: «...aquellos hombres honrados y sencillos, orgullosos y satisfechos, llevaron adelante la obra gigantesca, hasta concluirla, para poder decir a sus descendientes: Os legamos el producto de nuestras privaciones, trasmitiendo, a la vez, nuestras virtudes y costumbres para que aprendiendo en nosotros, procuréis imitarnos».
Después del gran incendio producido en esta fecha, se constata la celebración de las sesiones del ayuntamiento en varias edificaciones existentes en la actualidad, fundamentalmente en el casco histórico de la Villa.
El antiguo edificio, aún con pared de piedra y esquinas vistas, que quedó en ruinas, fue parcialmente reacondidonado, pero la utilización dada al mismo lúe.
en su ala derecha, como carnicería, mientras las dependencias del lado izquierdo fueron utilizadas como establo para caballos sementales, aproximadamente hasta inicios de los años 40.
La debilidad económica del presupuesto municipal condicionó sin duda un ritmo adecuado en la construcción del edificio, refiriendo varias Actas el goteo de fondos municipales para sufragar el coste de materiales; en 1912, «(...) se acordó para el pago del cemento y otros artículos tomados en Tenerife con destino a las obras que se llevan a cabo en la casa ayuntamiento se abonen con cargo a lo consignado en el capítulo 1.º art.
Posteriormente fue utilizada, siendo alcalde Agustín Padrón Espinosa (1924) la casa situada en la calle de Ldo.
Antonio Chinea pactó con Nueva Canarias para alzarse con la alcaldía de Valverde.
Este lugar solamente está habitado en verano y durante los fines de semana, y para llegar hasta allí hay que caminar unos diez minutos por un estrecho sendero que baja el acantilado.
Sus habitantes también viven principalmente de la agricultura y aún pueden admirarse algunas antiguas prensas para el vino.
Algunas de las casas abandonadas han sido restauradas por sus propietarios, y se alquilan para turismo rural.
Sus habitantes se dedican principalmente a la ganadería, como lo demuestran las cabras, ovejas y vacas que pastan en los prados de las proximidades.
El Mirador de Jinama está situado al noroeste del pueblo, con vistas sobre el Golfo.
Está situado en una importante zona vitivinícola, y sus casas están rodeadas por las parras cultivadas bajo cenizas volcánicas.
En las rocas próximas al mar se han descubierto numerosos petroglifos atribuidos a los primitivos pobladores de la isla.
Esta cubierta fue reformada en el siglo XX, pues la anterior amenazaba ruina.
Al mediodía hay misa y a continuación de esta una procesión.
Al mediodía hay una misa y a continuación de esta hay una procesión alrededor del pueblo en la que la banda de música toca acompañando a la imagen.