Música programática

El término se aplica exclusivamente en la tradición de la música clásica europea, particularmente en la música del periodo romántico del siglo XIX, durante el cual el concepto va a tomar gran popularidad, llegando a convertirse en una forma musical autónoma, a pesar de que antes ya habían existido piezas de carácter descriptivo.

Los compositores del Renacimiento escribieron una abundante cantidad de música programática, especialmente para clavecín.

En este periodo, más que en ningún otro, la música se nutría de sus recursos internos, notablemente en las obras compuestas en forma sonata.

En cierto sentido, la Sexta Sinfonía de Ludwig van Beethoven, conocida como "Pastoral", se puede considerar música programática.

Franz Liszt proporcionó programas explícitos para muchas de sus piezas para piano, pero también es el inventor del poema sinfónico.

El compositor francés Camille Saint-Saëns compuso muchas piezas breves que también calificó de poemas sinfónicos.

Igualmente, Chaikovski utilizó esta forma musical en diversas composiciones, entre las que destaca la célebre Obertura 1812, donde se describe puntualmente el enfrentamiento entre las tropas imperiales de Rusia y las de Napoleón Bonaparte, incluyendo fragmentos donde reproduce La Marsellesa, símbolo del ejército invasor.

[1]​ Es también notable el caso del compositor noruego Edvard Grieg en su obra Peer Gynt.

Hoy en día correspondería a ciertas bandas sonoras del cine, música compuesta para unas determinadas imágenes.