Periódicamente un empleado repone el producto y recoge el dinero en forma de monedas o, menos habitualmente, billetes; a veces también se puede pagar con tarjeta monedero, tarjeta de crédito o teléfono móvil.
[5] A pesar de este inicio, las máquinas expendedoras se desarrollan con la Revolución industrial.
En 1897, se añaden unas figurillas animadas a las máquinas para llamar la atención y favorecer la compra.
[6] En 1902 abre en Filadelfia un restaurante con funcionamiento exclusivamente a través de máquinas expendedoras; se mantuvo abierto hasta 1962.
En 1920, aparecen las primeras máquinas automáticas que venden bebidas gaseosas servidas en vasos desechables.
En 1960 las máquinas se modernizan y ya es posible pagar tanto en monedas como en billetes.
Las máquinas expendedoras pueden ser: La principal ventaja de las máquinas expendedoras respecto a la venta tradicional es su disponibilidad en cualquier momento del día, mientras que entre sus principales desventajas cabe destacar la pérdida del contacto personal con el vendedor y la posibilidad de que el producto quede atascado y no se entregue al comprador.
La combinación de vending y neuromarketing representa una oportunidad única para el futuro del retail automatizado.