En Suecia, a esta comida se le llama lutfisk, omitiendo la 'e' de en medio.
El primer tratamiento es sumergir el pescado en agua fría durante cinco o seis días (cambiándola a diario).
El pescado saturado se sumerge entonces en una solución de agua fría y sosa durante dos días más (sin cambiar).
Cuando termina este tratamiento, el pescado (saturado con sosa) ha adquirido un pH de 11-12 y por tanto es corrosivo.
Es importante no incubar el pescado demasiado tiempo en la potasa, porque sus grasas pueden saponificar, convirtiéndolas en jabón de forma efectiva.
En los países nórdicos, la "temporada" del lutefisk comienza en noviembre y suele servirse habitualmente durante el periodo navideño.
El plato se ha visto sujeto en ocasiones a chistes nórdico-americanos al respecto de los rasgos de personalidad que sugiere servir un pescado blanco tratado químicamente con salsa blanca.
Al revés, el lutefisk preparado con abadejo o eglefino casi no tiene olor.
El sabor de un lutefisk bien preparado es extremadamente suave y delicado, y a menudo la salsa blanca se condimenta con pimienta o alguna otra especia fuerte para darle más sabor.
En lo que se refiere a pistas noruegas, el autor Henry Notaker (en la enciclopedia "Apetittleksikon") dice que las primeras trazas escritas en Noruega datan de las partes del sudeste a finales del siglo XVIII.
Se suele dar nombres divertidos a las rocas estudiadas por los rover del planeta Marte.
A una de las que el Spirit examinó durante varios días se la llamó Lutefisk.