Por matrimonio fue vizcondesa y después condesa de Polastron.
El conde de Artois, que era un conocido mujeriego y amante de bellas mujeres, conoció a Luisa en la corte de Versalles.
Llegó a tener una relación tan duradera con ella, que él la hizo su "favorita" (aunque no tuvo hijos con ella).
Cuando Luisa murió de tuberculosis en 1804, el conde de Artois había quedado tan unido a ella que hizo un juramento de castidad perpetua.
Su vida intima, después de su muerte, se volvió irreprochable, convirtiéndose en un devoto religioso, apoyando al movimiento ultramontano dentro de la Iglesia católica de Francia.