Durante su carrera diplomática desarrolló numerosos trabajos como representante de España en el extranjero.
Desde su niñez tendrá gran capacidad con los idiomas, llegando a hablar tanto francés como alemán y ruso[2].
Esta cualidad le permitirá salir con apenas doce años al extranjero como ayudante del también malagueño Miguel de Gálvez.
Tras Berlín, Miguel de Gálvez fue destinado a la corte rusa y allí lo acompañó también Luis del Castillo.
Esta situación tan tensa llevó al propio Luis del Castillo, entonces ocupando el puesto de Encargado de Negocios, a solicitar al monarca la facultad y los medios necesarios para que pudieran salir tanto él como toda la legación española si llegado el momento lo consideraban totalmente indispensable[6].
Este periodo como Encargado de Negocios en Constantinopla destacará también por otros hechos muy importantes para la diplomacia española del momento como fue la firma del convenio de libre navegación realizada por el propio Luis del Castillo y la situación bélica que había en el propio país entre griegos y turcos.
Su participación en las mencionadas intrigas contra Fernando VII acaban suponiéndole su destierro a Málaga en 1832.
Allí estará alrededor de tres años en los que no ocupará ningún cargo importante.