En 1926, se incorporó a la redacción del diario ABC, con el que iniciaría una larga y próspera colaboración.
Pérez de Ayala lo lleva durante la República a Londres.
Cuando estalló la guerra civil en España, regresó a Madrid y se encargó de la corresponsalía del The Observer londinense.
Manuel Vicent, en una entrevista publicada en el diario El País, lo describe de la siguiente forma: "Luis Calvo está sentado detrás del escritorio en el gran salón que es también biblioteca, comedor y despacho ...
Tiene el cuerpo lleno de electricidad y eso le imprime resortes insospechados, grandes peroratas, malignas murmuraciones, encendidos ditirambos, anatemas brutales con descabello incluido ... Luis Calvo me mira con esos ojos extremadamente vivos, un poco empañados de tinta.