Luis Adaro y Magro
(propietaria de la Mina Mosquitera de Siero, situada entre Tuilla y Candín, sobre el trazado del ferrocarril de Langreo, donde instaló el primer lavadero mecánico, a partir del que se divulgó la innovación), y las minas pozo María Luisa y La Justa (Langreo).Fue en ese viaje cuando se manifestaron los primeros síntomas del cáncer de esófago, enfermedad que se mostró de gran virulencia, y que le obligó a regresar urgentemente a Madrid, y que le causaría la muerte el 21 de octubre.Tal y como había su deseo, fue enterrado en Gijón, junto a los restos de su esposa -fallecida 19 años antes-.[6] En vida no recibió ningún honor oficial, pese haber sido el hombre que lideró la revolución minera e industrial en Asturias, fundamentalmente en el Valle del Nalón.En Sama de Langreo, la sociedad La Montera erigió, por suscripción popular en 1906 un monumento en su honor conocido popularmente como "La Carbonera".