Ludovico Bonito

Nacido en el seno de una familia de la nobleza amalfitana asentada en Sicilia, y según algunos autores doctorado en derecho civil y canónico, fue elegido arzobispo de Palermo cerca de 1386 gracias a su estrecha amistad con Manfredi Chiaramonte, uno de los cuatro vicarios regentes en Sicilia durante la menor edad de la reina María.

Corrían tiempos revueltos, tanto en lo religioso como en lo político: en 1378 Clemente VII había sido elegido papa en Aviñón cuando Urbano VI lo era en Roma, dando así comienzo al Gran Cisma de Occidente que dividió a la cristiandad, mientras en Sicilia parte de la nobleza se rebelaba contra el reinado de la Casa de Aragón.

Cuando en 1392 el duque de Montblanch Martín el Humano desembarcó con sus tropas en la isla, Chiaramonte fue ejecutado; Bonito fue sustituido en el arzobispado por el catalán Alberto de Villamarín y tuvo que emigrar a la península itálica, donde se unió a la corte de Bonifacio IX.

La anexión de la República de Pisa por la República de Florencia en 1406 motivó que Inocencio VII le relevara en favor del florentino Alemanno Adimari, asignándosele a cambio la archidiócesis de Tarento.

En esta última ciudad el cardenal Bonito falleció en 1413, siendo sepultado en la iglesia de San Francisco.