Durante la Segunda Guerra Mundial fue reclutado por el ejército, pero en su primer día de servicio fue herido en una mano mientras aprendía a usar la pistola.
Después de un tiempo en un hospital militar, escapó y se integró a la lucha en grupos antinazis.
Abandonó los estudios de piano debido a la herida en su mano y se concentró en la composición.
En 1947 se estrenó en público uno de sus primeros trabajos, una suite para piano.
Berio se ganó la vida durante ese tiempo acompañando clases de canto.
Así conoció a su primera mujer, la mezzo-soprano estadounidense Cathy Berberian con quien contraería matrimonio en 1950, poco después de graduarse (se divorciaron en 1964).
Berio escribió numerosas piezas en las que explotaba la única y versátil voz de su esposa.
En 1951 viajó a los Estados Unidos para estudiar con Luigi Dallapiccola en Tanglewood, quien le despertó interés por el serialismo.
En 1960, Berio volvió a Tanglewood, esta vez como compositor residente, y en 1962, invitado por Darius Milhaud, ingresó como profesor en el Mills College en Oakland, California.
Entre sus estudiantes se encontraban Louis Andriessen, Steve Reich, Luca Francesconi y Phil Lesh (de la banda Grateful Dead).
Durante todo este tiempo, Berio estuvo constantemente componiendo y forjándose su reputación, ganando el Premio Italia en 1966 por Laborintus II.
Esta obra es una de las numerosas colaboraciones con el poeta Edoardo Sanguineti, quien dio a esta pieza un texto lleno de citas cuyas fuentes incluyen a la Biblia, T. S. Eliot o Karl Marx.
Entre otras composiciones de Berio se encuentran Circles (1960) y Recital I (for Cathy) (1972), todas escritas para Berberian, y varias obras teatrales, como la ópera Un re in ascolto, con la singular colaboración de su compatriota Italo Calvino.
En este punto, Berio rechaza y abandona la noción de "collage", prefiriendo tomar la posición de "transcriptor", arguyendo que "collage" implica un cierto abandono arbitrario al cuidadoso control de su ejecución altamente intelectual, que se da especialmente en su Sinfonía, prefiriendo más sus otras obras "desconstructivas".
Esto ocurre en varias obras, pero lo más reconocible se encuentra en composiciones para pequeñas combinaciones.
Entonces, Berio ofrece sus composiciones como formas de discurso académico o cultural más que un "mero" forraje para ellos.