Perteneció a una familia establecida en Lima, cuyos miembros sobresalieron en la política, las letras y las finanzas.
En 1858 resultó elegido diputado suplente por Huánuco y se incorporó a la legislatura del año siguiente.
Junto con Fernando Casós y otros diputados jóvenes, planteó la vacancia del presidente Ramón Castilla alegando que éste había burlado la ley.
Durante su defensa, Luciano pronunció estas memorables palabras: «Los marinos no han cometido la más ligera falta.
En 1878 viajó a Italia como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ad honorem, permaneciendo allí hasta 1882.
Pasó luego a Francia y retornó al Perú tras finalizar la guerra del Pacífico.