Jorge de Montemayor era un cantante y escritor portugués en lengua castellana que desempeñó altos cargos palaciegos en la corte española.
A este caso se le añadirán otros contados por diferentes pastores que habitan esas tierras.
La novela termina cuando todos los pastores van a la corte de Felicia y esta les hace olvidar sus pesares con agua mágica.
Durante el Renacimiento, la corriente neoplatónica hizo que la mujer se idealizara y llegara a convertirse en una especie de ser divino.
Era necesario huir de los impulsos primarios del hombre, la pasión y los sentidos para poder acceder a esa divinidad.
La Naturaleza aparece, al contrario que en otras novelas y fórmulas pastoriles, en segundo plano, quizá porque el autor vio demasiado estereotipado o corriente este arquetipo, fuera de que le interesaran más las historias amorosas y los aspectos psicológicos de los personajes.
Es notable también su estatismo: se trata de una novela principalmente descriptiva e introspectiva, donde el amor es el único motor argumental.