La verdad sobre el caso del señor Valdemar

Poe jugó con la ambigüedad del título hasta admitir que era un trabajo puramente imaginario de sus Marginalia.

Su amigo Valdemar, enfermo terminal de tuberculosis, consiente en realizar el experimento.

[1]​ Muchos lectores, tanto en Londres como en Estados Unidos, llegaron a creer que la historia era en realidad un reportaje periodístico, según recoge el propio Poe en sus Marginalia.

[4]​ El traductor de Poe al castellano, Julio Cortázar, en una reseña del cuento,[5]​ afirma que en «La verdad...» se revela como en ninguna otra obra la influencia que tuvo sobre el autor la literatura efectista y con pretensiones científicas de la Blackwood's Magazine, revista inglesa famosa en su época, aunque, sigue Cortázar, «de los cuentos del Blackwood a “Valdemar” hay exactamente la distancia del periodista al poeta».

En determinado momento, por ejemplo, los ojos de Valdemar segregan «un humor amarillento de olor fuertemente acre y nauseabundo»; si bien la imaginación morbosa de Poe alcanza su cima expresiva en las líneas finales: Esta asqueantes imágenes inspirarían posteriormente a muchos autores del género macabro, incluyendo a H. P.

El nombre sugiere a la vez un estado sólido y líquido, lo que hace pensar en las líneas finales antes citadas.