La pareja compara el viaje con los realizados por Cristóbal Colón o Marco Polo, que los transporta a una realidad paralela surrealista y lúdica en la que los viajeros terminan descubriéndose a sí mismos.
[1] De estas reglas científicas provienen los materiales que se incluyen en la obra como fotografías y descripciones de flora y fauna entre otras que según los autores «sin las cuales dicho libro no tendría un aire serio».
[3] La comicidad imperante en el relato afronta con peculiar alegría la vida de los dos protagonistas.
El viaje, por tanto, adopta un trasfondo más romántico, siendo la última excursión de la pareja.
Carol Dunlop moriría de leucemia casi un año más tarde, mientras que él lo haría en 1984.