[4] El cuadro habría llegado a España desde la Audiencia de Quito, en algún barco que hiciera la ruta Lima-Panamá y desde allí por tierra hasta embarcar rumbo a las Antillas donde se uniría a otros barcos para hacer la ruta de vuelta de los galeones repletos de oro o plata, índigo o tabaco, entre otros productos.
[4] La obra es única dentro del contexto colonial americano temprano, no solo por su calidad, sino también por la temática civil inusual en aquella época dominada por la imaginería religiosa, y especialmente por toda la documentación asociada que existe sobre los retratados y la situación de las comunidades africanas asentadas en la costa del Pacífico.
[3] La intención del retrato es presentar a estos nuevos súbditos ante el rey, por lo que la presencia de los sombreros en la mano de dos de los mulatos está señalando simbólicamente por un lado sumisión y respeto, pues no están colocados sobre la cabeza, y por otro al estar vueltos hacia el espectador, mostrando el interior del mismo, evidencia un gesto que sugiere que sus dueños no ocultan dobles intenciones.
Cronológicamente el lienzo correspondería al estilo manierista, que se inicia en los Andes hacia 1580 de la mano de pintores italianos, aunque había ido calando anteriormente a través de grabados y pinturas que se importaban desde el Viejo Mundo.
El lienzo está firmado, un hecho poco habitual en la pintura de esta época en el ámbito virreinal, pues la mayoría de las obras son anónimas, más aún teniendo en cuenta que se trata de un artista de origen indígena y que, al menos que se conozca, no volvió a firmar otra obra.