El título de la obra hace referencia a las veinte familias mantuanas que regían los destinos de la ciudad de Caracas desde el siglo XVII, llegando a conformar una especie de "nobleza criolla" (Toro, Tovar, Palacios, Lovera, Bolívar, Herrera, Ponte, Ascanio, Ibarra, Vegas, de la Madriz, etc.).
En el trance de su muerte es transportado a una especie de limbo con características pesadillescas en donde se encuentra con miembros de su familia futura y pasada; conoce ahí a una vieja esclava llamada Rosalía, de la época de la conquista del valle de Caracas, que le revela poco a poco el verdadero origen y carácter poco edificante de sus ancestros, muy diferentes a las que, por tradición, había tomado como gente noble y ejemplar.
La historia es desarrollada dando saltos, a veces abruptos, en espacio y tiempo, en el que se alterna el relato de las desventuras del personaje principal con la de sus antepasados, entremezclándose personajes ficticios e históricos; muchos de los personajes de la novela conocen o interactúan con celebridades históricas como la reina Isabel I de Inglaterra, Francis Drake, Felipe II, Carlos II el Hechizado, Fernando VI, Carlos III, George Washington o Amyas Preston, además de otras personalidades.
Muchos aspectos de la historia colonial, como la piratería en el Caribe, el importante papel e influencia que ejerció la Real Compañía Guipuzcoana y la Inquisición, el comercio del cacao, el mestizaje y el orden social colonial son tratados con gran detalle y colorido.
Esta obra convierte a Herrera Luque en uno de los autores venezolanos más prolijos y destacados del siglo XX.