[2] Huérfano de padre y madre, lo crio un tío paterno, Damián, considerado un eminente jurista.
Este, que apercibió su despejo y memoria, lo indujo a los estudios eruditos y las letras, para lo cual se formó en la cisneriana Universidad Complutense, donde fue discípulo, según Miguel Antonio Caro,[3] de Demetrio de Creta, y según los más del comendador Hernán Núñez Pinciano, y se distinguió como helenista.
Pero les faltaban ediciones fiables y ejemplares de estas obras para los alumnos, así que empezaron a confeccionar para la imprenta ediciones comentadas de estos autores.
Recibió los elogios de humanistas contemporáneos como Alfonso García Matamoros[7] y Andrés Escoto, y ya a principios del siglo XVIII, de Pieter Burman el Viejo (1668-1741),[8] como a fines del XIX de Marcelino Menéndez Pelayo.
Es este quien nos revela que falleció todavía muy joven, desolando las grandes esperanzas que habían puesto en él los demás humanistas españoles al verlo rivalizar con los italianos.