Literatura en catalán
[2] Las Homilías de Organyà están consideradas el primer texto extenso manuscrito en este idioma y la novela caballeresca Tirante el Blanco, escrita por Joanot Martorell, su obra cumbre.Entre sus máximos exponentes destacan los autores de las Cuatro grandes crónicas; el escritor medieval mallorquín Ramon Llull; los escritores del Siglo de Oro valenciano: Ausiàs March, Jaume Roig, sor Isabel de Villena o, el ya mencionado, Joanot Martorell, entre otros; los autores de la Renaixença i la Renaixença valenciana; y los contemporáneos: Mercè Rodoreda, Joan Sales, Vicent Andrés Estellés, Llorenç Villalonga, Josep Pla, Carles Riba, Carmelina Sánchez-Cutillas, Salvador Espriu, Enric Valor o Joan Fuster, entre muchos otros.Cabe destacar, sin embargo, que existían pocas diferencias entre la lengua catalana y las diversas variedades occitanas (provenzal, lenguadociano, lemosín, gascón...), muchas menos en la Edad Media, ya que durante esa época y en siglos posteriores se consideraban la misma lengua.La poesía en la variedad catalana estrictamente territorial era utilizada por los juglares en sus espectáculos ante públicos populares, sin que se conserve, a la actualidad, ningún ejemplo.[5] Existe consenso filológico en que la primera versión del Llibre dels feits de Jaime I fue escrita en catalán y en su mayor parte poco antes de la muerte del rey, es decir, en una fecha anterior a 1276.Paralelamente destacaron autores religiosos como Francesc Eiximenis, sin duda uno de los autores en valenciano más leídos en su época; san Vicente Ferrer y el pícaro fraile franciscano converso al islam Anselm Turmeda, que escribió igualmente en árabe.Su obra maestra fue Lo Somni («El sueño»), redactado en 1399, donde se le aparece Juan I en el Purgatorio.Lucha en la guerra de los Cien Años con las tropas francesas y en París, cuando ya es rico gracias a los botines obtenidos, interviene en la vida caballeresca.El segundo libro, "De cuando estuvo casado", narra los sucesivos fracasos matrimoniales del protagonista, primero con una doncella que al final resultó que no lo era, después con una viuda, en tercer lugar con una novicia y, finalmente, explica el frustrado intento de casarse con una beguina.Otros poetas, como Andreu Martí Pineda y Valeri Fuster, insistieron con una cierta originalidad en los modelos costumbristas valencianos de finales del siglo XV.Las primeras manifestaciones propiamente barrocas (autores anteriores como Joan Timoneda o Joan Pujol pueden considerarse como unos síntomas literarios iniciales de la contrarreforma) no se produjeron hasta los inicios del siglo XVII y se prolongaron durante todo el siglo XVIII ya con elementos de estética rococó.En este periodo se recibieron claras influencias del gran barroco castellano, con autores como Garcilaso de la Vega, Góngora, Quevedo, Calderón de la Barca, Baltasar Gracián, etc., que actuaban sin mucha relación entre unos y otros.Josep Romaguera, entre los siglos XVII y XVIII, mantenía con relativa eficacia estos propósitos.Hay que destacar también la novela del alicantino Pedro Montengón, Eusebio, escrita en castellano.También hay que destacar un grupo formado por diversos traductores y escritores como Francesc Mulet, Antoni Febrer así como Juan Ramis y sus piezas de teatro neoclásico, entre las cuales destaca Lucrècia.La evolución de los hechos, con escritores exiliados o recluidos en la clandestinidad, no permitió su eclosión.Otros, como Antoni Ribot i Fontserè o Pere Mata, emigraron a Madrid.Aunque cada tendencia siguió un camino propio, se produjo una integración por lo que respecta al uso de la lengua y a los ideales políticos.Fruto de un carácter más bien conservador, el movimiento, por otra parte, casi no afectó a la literatura popular que se había ido generando en catalán casi sin interrupción en todo el periodo de la decadència.Más bien fue visto con recelo por parte de sus autores (Abdó Terrades, Anselmo Clavé o Frederic Soler).La poesía culta, en cambio, fue editada en catalán desde 1839, pero su proceso se coronó con el poema épico L'Atlàntida de Jacinto Verdaguer, publicado en 1878.A finales del siglo XIX destaca el modernismo, con autores como Joan Maragall, Joaquim Ruyra o Víctor Català.Miquel Costa i Llobera y Joan Alcover, que también bebieron de la poesía novecentista, serían sus autores más destacados.Sin embargo, quedaron en Cataluña otros intelectuales que se negaron a romper definitivamente con la lengua y la cultura autóctonas.Su antecedente más claro era "Poesía", y aunque no tenía un programa ideológico totalmente unificado, sobrevivió gracias a la voluntad común de recuperar determinados valores del pasado.No obstante, tanto " Poesía" como " Ariel " supieron innovar sin dejar nunca de lado la tradición anterior.No obstante, tanto " Poesía" como " Ariel " supieron innovar sin dejar nunca de lado la tradición anterior.Por último, la revista "Dau al Set" contó con la colaboración de artistas como Modest Cuixart, Joan Ponç, Antoni Tàpies, Joan-Josep Tharrats, Arnau Puig y Joan Brossa que tenían como objetivo común conectar con la tradición vanguardista anterior a 1936, especialmente con el surrealismo."Resurgimiento" y " Hermandad " son algunas de las otras revistas que también publicaron en el exilio los intelectuales catalanes.En conclusión podemos decir que, a partir del año 1939, los intelectuales catalanes que se muestran reacios al nuevo orden político ponen en marcha, ya sea desde el exilio o desde la clandestinidad, diferentes iniciativas con una única voluntad común: la continuidad cultural y lingüística.