La carencia de esta enzima conduce, por mecanismos no esclarecidos aún, a la ausencia casi total de tejido adiposo en el ser humano, lo cual deriva en diversas complicaciones metabólicas tales como resistencia a la insulina, diabetes mellitus, hipertrigliceridemia e hígado graso.
A estas alteraciones se les denominó síndrome de lipodistrofia asociada al VIH.
[4] Este síndrome representa una de las reacciones adversas más frecuentes e importantes relacionadas con los fármacos antirretrovirales, que además supone un claro inconveniente para la adherencia del paciente al tratamiento.
Esta administración, requiere una técnica de aplicación adecuada que incorpore rotación del sitio de aplicación, ya que si se administra siempre en el mismo lugar puede dar lugar a lipohipertrofia e induración del tejido celular subcutáneo.
[6] Existen diversos tratamientos con eficacias variable según el tipo de lipodistrofia y el individuo a tratar.
Su objetivo se centra en mejorar los trastornos metabólicos y las patologías producidas por el cambio en la distribución del tejido adiposo.
La dieta y el ejercicio contribuyen a mejorar el estilo de vida, que será un punto importante para prevenir posibles complicaciones.
En casos excepcionales, y para tratar las complicaciones psicosociales de la lipodistrofia, se realizan intervenciones quirúrgicas, como rellenos faciales o liposucciones.